¿Te acuerdas de cuando te enfermabas de chiquito y tu mamá, tu tía o tu abuela te curaban todo con un tecito? ¿Lo reconfortante de la taza caliente entre tus manos, el brebaje bajando caliento por tu garganta y cómo se sentía suavemente en la pancita una magia ancestral que siempre te hacía sentir mejor?
Yo soy de esas mamás, de las que todo lo curan con apapachos y tecitos y de las que usan cúrcuma para TODO: ¿Frijoles? Cúrcuma, ¿Huevos? Cúrcuma, ¿Panqué? Cúrcuma ¿Té? Obvio, cúrcuma.
Hace unos años empezó mi obsesión por la cúrcuma y con ella mi obsesión por preparar bebidas deliciosas que incluyeran la maravillosa especia.
Para aquellos de ustedes que todavía no la conozcan, les cuento que la cúrcuma (Cúrcuma longa) es una raíz de origen asiático, parecida al jengibre, de un color amarillo profundo, casi dorado; por milenios ha sido utilizada por la medicina Ayurveda por sus propiedades desinflamatorias así como su alto contenido de vitaminas C, E, K, B1, B2, B3, B6 y B9, también es alta en hierro, manganeso, potasio, magnesio, cobre y zinc. Es el principal ingrediente del curry y sola tiene un sabor terroso, suave y ligeramente picante. No cabe duda de porqué se ha puesto tan de moda, pues además se ha descubierto que sus propiedades desinflamatorias son tan poderosas que al absorberla, tiene un efecto tan potente que llega a desinflamar las células del cerebro actuando como un poderoso antidepresivo.
Fue entonces mi obsesión por esta maravillosa raíz, que me llevó a desarrollar una serie de recetas de té de cúrcuma que mis hijos y amigos disfrutaran tanto como yo, ya que la cúrcuma sola tiene un sabor fuerte que no agracia a todos los paladares.
Una navidad me levanté con ganas de cocinar y me decidí a hacer una receta inspirada en la Golden Milk, receta milenaria de la medicina Ayurveda que consta de cúrcuma, pimienta, miel y leche de coco, pero decidí evitar la miel y añadir mis especias navideñas favoritas: canela, jengibre, anís, cardamomo y nuez moscada, haciéndola además, una bomba antigripal.
Mi receta fue un éxito: amigos, familiares y niños la amaron y cada vez que venían a la casa me pedían les preparara mi famosa receta de Golden Milk; un apapacho de cuerpo, mente, alma y corazón.
Así que es con ese afán, de compartir amor, salud y cariños, que ahora desarrollamos un sueño y es que todos puedan probar este mágico menjurje que además de delicioso, a nosotros nos ha ayudado a manejar el estrés, a bajar niveles de ansiedad, a dormir mejor, a controlar los cravings, a estar mas sanos y fuertes y un poquito mas felices.
Este es nuestro deseo para ustedes, que sean un poquito mas felices todos los días y por eso les decimos: Sanatesana, colita de rana.